Al
llegar junto al rosal de mi patio te descubrí, en carnavales.
Estabas allí... perdida... engañada... Siendo el primer día de
marzo, me mostrabas tu belleza en soledad. Tus hermanas, las demás
rosas, aún dormían esperando los tibios rayos del sol de abril.
Febrero
te ha desorientado con un sol precipitado. No podrás, en una
explosión de color simultánea, recibir a las abejas, ni escuchar la
algarabía producida por los pajarillos en primavera...
Marzo,
en medio de su ventisca, ha querido engañarte, como pretendió el
amigo conmigo en enero. Bueno, él, no le llamó ventisca, sino una
palabra muy, muy moderna: "ciclogénesis explosiva". El
fenómeno meteorológico, fué la razón, para no acudir a la cita
inexcusable.
Su
"ciclogénesis explosiva" lleva faldas y
tacones...¡¡Pobrecilla!! verdaderamente, sin ser ciclogénesis,
cualquier día provoca un huracán. Lo que ocurre es que de este tipo
de huracanes, los que somos "pacíficos", intentamos
resguardarnos. ¡Cuántas veces se desequilibra, la balanza, cuando
"pesamos" el perdón entre buenos amigos!...
¡¡Ay
pequeña rosa!! Hay que ver cómo "hemos sido"
engañadas...¡tú, por el inestable febrerillo loco!... y yó, ¡¡por
la ciclogénesis explosiva!!
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